ATAQUES EN MEDIO ORIENTE:Israel-OLP-Libano
La guerra fría representó un enfrentamiento entre las dos superpotencias vencedoras en 1945: EEUU y la URSS. El tratado de Yalta y Potsdam configuró la repartición de las áreas de influencia correspondientes a cada potencia. En este sentido, si bien la guerra fría no importó un enfrentamiento armado real dentro de Europa, estas luchas y competencias se trasladaron hacia el Tercer Mundo (Asia, África y América Latina).
Este enfrentamiento se desarrolló desde 1945 hasta 1991, dentro del cual se distinguen diferentes etapas, diferenciadas entre sí por el grado de recrudecimiento de la competencia. De esta manera, la década del 60 inauguró un período de coexistencia pacífica, que establecía un clima de cooperación mundial y de hegemonía compartida. Este acuerdo se materializó con la visita del presidente ruso Nikita Kruschev (foto) a Estados Unidos, donde se estableció que cada una de las grandes potencias, buscaría consolidar su propio bloque y extenderlo, a través de alianzas, a los países de África, Asia y América Latina.
Así, el Tercer Mundo se convertiría en el teatro de operaciones de ambas superpotencias. Por consiguiente, en estos espacios surgirían los conflictos por el control de las regiones que, por la riqueza de sus recursos naturales o por su ubicación estratégica, se convertirían en los nodos del enfrentamiento entre el comunismo y el capitalismo. Un claro ejemplo fue el caso de Medio Oriente, que se ha constituido en una zona de peligro tanto para los países que lo conforman, como para las naciones implicadas en los conflictos surgidos por la lucha de intereses por su situación geopolítica y por su riqueza petrolera. Incluso, EEUU se encargó de consolidar y avivar cualquier tipo de conflictos que surgían en los espacios del Tercer Mundo, así como, después de 1989, en las regiones sometidas al dominio soviético, como Yugoslavia.
Conflicto àrabe-israelí
Un ejemplo claro de la influencia que ejercieron los países centrales sobre el Tercer Mundo es el conflicto permanente entre el mundo árabe y el Estado de Israel. En este enfrentamiento se puede evidenciar cómo las potencias centrales utilizan estos conflictos étnico-religiosos en beneficio propio. Este conflicto surgió después de la Segunda Guerra Mundial.
En este sentido, en el contexto de la descolonización, Gran Bretaña acordó con los árabes palestinos otorgarles la independencia a cambio de su ayuda en el conflicto que entablaba con los turcos. Sin embargo, una vez finalizada la guerra, Gran Bretaña no cumplió con lo acordado, y Palestina quedó sometida al dominio británico. Sumado a ello, esta potencia apoyó la independencia de los judíos de los palestinos, de esta forma surgió aprobado por la ONU, el Estado de Israel. Claramente, Gran Bretaña tenía relaciones estrechas con los judíos, detrás de este apoyo había intereses económicos y políticos.
Así, en 1948 se otorgó a los judíos un territorio dentro de una región marcadamente árabe desde muchos siglos atrás, dividiendo Palestina para constituir Israel. Moshe Dayan expresó que cada ciudad y pueblo israelí tuvo una vez un nombre árabe. Ante esa decisión unilateral, países árabes como Egipto, Irak, Líbano, Siria y Jordania expresaron su desacuerdo. Lo que de alguna manera se materializaba con estos desacuerdos es la dificultad de aglutinar a distintas etnias bajo un sólo patrón cultural.
La creación del estado de Israel produjo un creciente enfrentamiento, donde los distintos países centrales utilizaron en provecho propio.
Los judíos no habían tenido antes un territorio propio. En 1881, a raíz del asesinato del zar Alejandro II, los judíos establecidos en Rusia enfrentaron serios problemas, por lo que tuvieron que emigrar hacia Estados Unidos y hacia Palestina, donde establecieron buenas relaciones con los árabes de la región. A partir de entonces surgió el sionismo como la aspiración de la construcción de un Estado judío con el apoyo de la comunidad internacional. Se inició la emigración de los judíos con un sustento jurídico.
En un momento se pensó construirlo en Argentina, pero Gran Bretaña, aliada del sionismo, por intereses propios y ante el posible desmembramiento del Imperio Otomano, decidió establecerlo en el territorio de Palestina, que ya estaba habitado por hombres de otra lengua, otra cultura y otra religión. La actitud sionista se inició con la vinculación real de los judíos con la propiedad y el cultivo de la tierra a la que recién habían llegado. Por lo tanto, empezó la expulsión de los árabes de sus territorios, aunque en la zona judía permaneció una minoría, a la cual se ha discriminado, prohibiéndole el trabajo asalariado, tanto en la agricultura como en la industria, además de no permitirle contar con derechos ni protección jurídica. Ante el mandato británico y el avance del sionismo, los palestinos organizaron la primera intifada en 1936, consistente en la lucha armada desesperada, en la cual se utilizan incluso piedras contra fuerzas militares superiores buscando hacer respetar sus derechos y la posesión de la tierra que les arrebataron.
Los problemas se agudizaron cuando, en 1948, surgió el Estado de Israel sin fronteras fijas, con todos los privilegios y con una determinante expansión militar. Un año después, más de 700.000 palestinos habían huido o habían sido expulsados de Israel y se refugiaban en campamentos provisionales, que se establecieron en las líneas de armisticio permitidas por la ONU. Entonces se vivieron serios problemas psicológicos y sociales, pues los refugiados eran en su mayoría campesinos que perdieron sus tierras y, con ellas, la base de su existencia. Entre los refugiados palestinos empezó a surgir un movimiento nacional, cuyo objetivo era la creación de un Estado nacional palestino. Ante esa actitud, Israel decidió imponerse por medio de las armas.
En 1949 se creó provisionalmente la Agencia de Socorro y Trabajo de las Naciones Unidas para asistir a los refugiados palestinos, hasta que fueran repatriados o recibieran una compensación. Los campos de refugiados se convirtieron así en centros de nacionalismo y bases de reclutamiento de la Organización para la Liberación Palestina (OLP). Los refugiados viven a lo largo de los caminos o en zonas periféricas en pésimas condiciones no sólo materiales, sino también espirituales, ya que en algunos países no se les otorgan derechos políticos, y se les prohíbe tener propiedades y portar armas, en tanto que a los niños se les educa como refugiados.
Desde 1948 la zona de Gaza ha sido un foco de tensiones entre Egipto e Israel, que ocupó la Franja durante la Guerra de los Seis Días en 1967; además de invadir la península del Sinaí —perteneciente a Egipto , el Golán, territorio sirio y Jerusalén incluyendo a los habitantes árabes. Estalló entonces una guerra de guerrillas para recuperar los territorios. El general Ariel Sharon (foto) trató de reprimir la sublevación y destruyó los campamentos palestinos para terminar con los focos de insurrección. En 1973, Egipto y Siria lanzaron, infructuosamente, un ataque a Israel para recuperar el Sinaí y el Golán. En 1977 se firmó un tratado mediante el cual Israel se comprometió a devolver los territorios ocupados; sin embargo, en 1982 invadió Líbano. En 1987 se produjo otra intifada: piedras, hondas y utensilios de cocina de parte de los palestinos, contra tanques y misiles israelitas.
En 1995 nació el Centro Palestino de Derechos Humanos (CPDH) en Gaza, para proteger los derechos individuales y colectivos de la población palestina, así como para promover el desarrollo de instituciones democráticas en la zona. En el informe que corresponde al año 2000 se refieren las políticas de represión; la violación sistemática de los derechos palestinos por parte de israel; y las acciones militares con fuego abierto, uso de helicópteros de combate, cañones y tanques para atacar zonas residenciales, incluyendo a personal médico y ambulancias. Israel declaró que tales medidas son una respuesta a la intifada iniciada ese año y que persiste hasta nuestros días.
Las fuerzas de ocupación israelí incumplieron los acuerdos internacionales del derecho humanitario; han destruido casas, talleres, fábricas; han atacado ministerios y oficinas de la Autoridad Palestina; y han arrasado miles de hectáreas de tierras agrícolas. Se ha decretado un bloqueo a los territorios ocupados ¡imponiendo restricciones comerciales, y prohibiendo a más de 50,000 palestinos el acceso a sus trabajos en Israel, en tanto que se ha reforzado la presencia mí litar. Además se cerraron os territorios ocupados y se impusieron restricciones a la libertad de movimiento de los palestinos, lo cual ha perjudicado la economía local e impide la adecuada asistencia médica y la utilización de centros educativos. Lo anterior ha llevado a un empobrecimiento masivo, ya que los ingresos familiares cayeron en un 73 por ciento.
Si bien durante el conflicto se han promovido diferentes acuerdos y conversaciones para alcanzar la paz, los grandes intereses de países occidentales y la obstinación ideológica de ambas partes han impedido que fructifíquen. Los israelitas no están dispuestos a ceder los beneficios obtenidos a través de los años, en tanto que los palestinos desean la paz, pero no a cualquier precio, y siguen luchando por la igualdad y la justicia. Se debe tomar en cuenta que Israel y Palestina no están solos. Israel recibe el apoyo de la Unión Europea y Estados Unidos. Este último tiene un especial interés político y económico en la región, por lo cual proporciona a Israel ayuda financiera: le adjudica el 17 por ciento de toda su ayuda exterior y, por medio del programa de Exceso en Artículos de Defensa (EAD), le regala armamento y municiones. Palestina, a la vez, tiene el respaldo de la mayoría de los Estados árabes
Desde que se formó, en 1948, el Estado de Israel hasta la fecha, los problemas continúan y no se perciben las medidas necesarias para resolverlos. El sionismo se ha incrementado con el manejo de los medios de comunicación a favor de Israel, sobre todo en Estados Unidos. Israel (construye muros para evitar el desplazamiento de los palestinos. Casi a diario se puede leer en los periódicos acerca de los entrenamientos de los palestinos armados con hondas y piedras contra tanques armas de alto poder; así como de los continuos suicidios para hacer estallar bombas en poblaciones israelitas. La percepción mundial del conflicto árabe-israelí indica que ya fue suficiente.
Sin embargo, las conversaciones de paz se han prolongado demasiado y no han mostrado resultados. La gente sigue sufriendo más allá de lo soportable y no se han tomado las estrategias ni los acuerdos razonables, en beneficio de ambas partes, para lograr una paz basada en la justicia social y en la creación de un Estado nacional palestino. Es necesario que se respete a cada quien su propia visión de lo que son y de lo) que quieren ser, para así lograr una coexistencia sin la voluntad de dominio, de la eliminación o del rechazo. La igualdad entre Israel y Palestina debe tener un objetivo humano.
Fuente Consultada: Historia Universal Gomez Navarro-Gragari-Gonzalez-Lopez-Pastoriza-Portuondo
La guerra fría representó un enfrentamiento entre las dos superpotencias vencedoras en 1945: EEUU y la URSS. El tratado de Yalta y Potsdam configuró la repartición de las áreas de influencia correspondientes a cada potencia. En este sentido, si bien la guerra fría no importó un enfrentamiento armado real dentro de Europa, estas luchas y competencias se trasladaron hacia el Tercer Mundo (Asia, África y América Latina).
Este enfrentamiento se desarrolló desde 1945 hasta 1991, dentro del cual se distinguen diferentes etapas, diferenciadas entre sí por el grado de recrudecimiento de la competencia. De esta manera, la década del 60 inauguró un período de coexistencia pacífica, que establecía un clima de cooperación mundial y de hegemonía compartida. Este acuerdo se materializó con la visita del presidente ruso Nikita Kruschev (foto) a Estados Unidos, donde se estableció que cada una de las grandes potencias, buscaría consolidar su propio bloque y extenderlo, a través de alianzas, a los países de África, Asia y América Latina.
Así, el Tercer Mundo se convertiría en el teatro de operaciones de ambas superpotencias. Por consiguiente, en estos espacios surgirían los conflictos por el control de las regiones que, por la riqueza de sus recursos naturales o por su ubicación estratégica, se convertirían en los nodos del enfrentamiento entre el comunismo y el capitalismo. Un claro ejemplo fue el caso de Medio Oriente, que se ha constituido en una zona de peligro tanto para los países que lo conforman, como para las naciones implicadas en los conflictos surgidos por la lucha de intereses por su situación geopolítica y por su riqueza petrolera. Incluso, EEUU se encargó de consolidar y avivar cualquier tipo de conflictos que surgían en los espacios del Tercer Mundo, así como, después de 1989, en las regiones sometidas al dominio soviético, como Yugoslavia.
Conflicto àrabe-israelí
Un ejemplo claro de la influencia que ejercieron los países centrales sobre el Tercer Mundo es el conflicto permanente entre el mundo árabe y el Estado de Israel. En este enfrentamiento se puede evidenciar cómo las potencias centrales utilizan estos conflictos étnico-religiosos en beneficio propio. Este conflicto surgió después de la Segunda Guerra Mundial.
En este sentido, en el contexto de la descolonización, Gran Bretaña acordó con los árabes palestinos otorgarles la independencia a cambio de su ayuda en el conflicto que entablaba con los turcos. Sin embargo, una vez finalizada la guerra, Gran Bretaña no cumplió con lo acordado, y Palestina quedó sometida al dominio británico. Sumado a ello, esta potencia apoyó la independencia de los judíos de los palestinos, de esta forma surgió aprobado por la ONU, el Estado de Israel. Claramente, Gran Bretaña tenía relaciones estrechas con los judíos, detrás de este apoyo había intereses económicos y políticos.
Así, en 1948 se otorgó a los judíos un territorio dentro de una región marcadamente árabe desde muchos siglos atrás, dividiendo Palestina para constituir Israel. Moshe Dayan expresó que cada ciudad y pueblo israelí tuvo una vez un nombre árabe. Ante esa decisión unilateral, países árabes como Egipto, Irak, Líbano, Siria y Jordania expresaron su desacuerdo. Lo que de alguna manera se materializaba con estos desacuerdos es la dificultad de aglutinar a distintas etnias bajo un sólo patrón cultural.
La creación del estado de Israel produjo un creciente enfrentamiento, donde los distintos países centrales utilizaron en provecho propio.
Los judíos no habían tenido antes un territorio propio. En 1881, a raíz del asesinato del zar Alejandro II, los judíos establecidos en Rusia enfrentaron serios problemas, por lo que tuvieron que emigrar hacia Estados Unidos y hacia Palestina, donde establecieron buenas relaciones con los árabes de la región. A partir de entonces surgió el sionismo como la aspiración de la construcción de un Estado judío con el apoyo de la comunidad internacional. Se inició la emigración de los judíos con un sustento jurídico.
En un momento se pensó construirlo en Argentina, pero Gran Bretaña, aliada del sionismo, por intereses propios y ante el posible desmembramiento del Imperio Otomano, decidió establecerlo en el territorio de Palestina, que ya estaba habitado por hombres de otra lengua, otra cultura y otra religión. La actitud sionista se inició con la vinculación real de los judíos con la propiedad y el cultivo de la tierra a la que recién habían llegado. Por lo tanto, empezó la expulsión de los árabes de sus territorios, aunque en la zona judía permaneció una minoría, a la cual se ha discriminado, prohibiéndole el trabajo asalariado, tanto en la agricultura como en la industria, además de no permitirle contar con derechos ni protección jurídica. Ante el mandato británico y el avance del sionismo, los palestinos organizaron la primera intifada en 1936, consistente en la lucha armada desesperada, en la cual se utilizan incluso piedras contra fuerzas militares superiores buscando hacer respetar sus derechos y la posesión de la tierra que les arrebataron.
Los problemas se agudizaron cuando, en 1948, surgió el Estado de Israel sin fronteras fijas, con todos los privilegios y con una determinante expansión militar. Un año después, más de 700.000 palestinos habían huido o habían sido expulsados de Israel y se refugiaban en campamentos provisionales, que se establecieron en las líneas de armisticio permitidas por la ONU. Entonces se vivieron serios problemas psicológicos y sociales, pues los refugiados eran en su mayoría campesinos que perdieron sus tierras y, con ellas, la base de su existencia. Entre los refugiados palestinos empezó a surgir un movimiento nacional, cuyo objetivo era la creación de un Estado nacional palestino. Ante esa actitud, Israel decidió imponerse por medio de las armas.
En 1949 se creó provisionalmente la Agencia de Socorro y Trabajo de las Naciones Unidas para asistir a los refugiados palestinos, hasta que fueran repatriados o recibieran una compensación. Los campos de refugiados se convirtieron así en centros de nacionalismo y bases de reclutamiento de la Organización para la Liberación Palestina (OLP). Los refugiados viven a lo largo de los caminos o en zonas periféricas en pésimas condiciones no sólo materiales, sino también espirituales, ya que en algunos países no se les otorgan derechos políticos, y se les prohíbe tener propiedades y portar armas, en tanto que a los niños se les educa como refugiados.
Desde 1948 la zona de Gaza ha sido un foco de tensiones entre Egipto e Israel, que ocupó la Franja durante la Guerra de los Seis Días en 1967; además de invadir la península del Sinaí —perteneciente a Egipto , el Golán, territorio sirio y Jerusalén incluyendo a los habitantes árabes. Estalló entonces una guerra de guerrillas para recuperar los territorios. El general Ariel Sharon (foto) trató de reprimir la sublevación y destruyó los campamentos palestinos para terminar con los focos de insurrección. En 1973, Egipto y Siria lanzaron, infructuosamente, un ataque a Israel para recuperar el Sinaí y el Golán. En 1977 se firmó un tratado mediante el cual Israel se comprometió a devolver los territorios ocupados; sin embargo, en 1982 invadió Líbano. En 1987 se produjo otra intifada: piedras, hondas y utensilios de cocina de parte de los palestinos, contra tanques y misiles israelitas.
En 1995 nació el Centro Palestino de Derechos Humanos (CPDH) en Gaza, para proteger los derechos individuales y colectivos de la población palestina, así como para promover el desarrollo de instituciones democráticas en la zona. En el informe que corresponde al año 2000 se refieren las políticas de represión; la violación sistemática de los derechos palestinos por parte de israel; y las acciones militares con fuego abierto, uso de helicópteros de combate, cañones y tanques para atacar zonas residenciales, incluyendo a personal médico y ambulancias. Israel declaró que tales medidas son una respuesta a la intifada iniciada ese año y que persiste hasta nuestros días.
Las fuerzas de ocupación israelí incumplieron los acuerdos internacionales del derecho humanitario; han destruido casas, talleres, fábricas; han atacado ministerios y oficinas de la Autoridad Palestina; y han arrasado miles de hectáreas de tierras agrícolas. Se ha decretado un bloqueo a los territorios ocupados ¡imponiendo restricciones comerciales, y prohibiendo a más de 50,000 palestinos el acceso a sus trabajos en Israel, en tanto que se ha reforzado la presencia mí litar. Además se cerraron os territorios ocupados y se impusieron restricciones a la libertad de movimiento de los palestinos, lo cual ha perjudicado la economía local e impide la adecuada asistencia médica y la utilización de centros educativos. Lo anterior ha llevado a un empobrecimiento masivo, ya que los ingresos familiares cayeron en un 73 por ciento.
Si bien durante el conflicto se han promovido diferentes acuerdos y conversaciones para alcanzar la paz, los grandes intereses de países occidentales y la obstinación ideológica de ambas partes han impedido que fructifíquen. Los israelitas no están dispuestos a ceder los beneficios obtenidos a través de los años, en tanto que los palestinos desean la paz, pero no a cualquier precio, y siguen luchando por la igualdad y la justicia. Se debe tomar en cuenta que Israel y Palestina no están solos. Israel recibe el apoyo de la Unión Europea y Estados Unidos. Este último tiene un especial interés político y económico en la región, por lo cual proporciona a Israel ayuda financiera: le adjudica el 17 por ciento de toda su ayuda exterior y, por medio del programa de Exceso en Artículos de Defensa (EAD), le regala armamento y municiones. Palestina, a la vez, tiene el respaldo de la mayoría de los Estados árabes
Desde que se formó, en 1948, el Estado de Israel hasta la fecha, los problemas continúan y no se perciben las medidas necesarias para resolverlos. El sionismo se ha incrementado con el manejo de los medios de comunicación a favor de Israel, sobre todo en Estados Unidos. Israel (construye muros para evitar el desplazamiento de los palestinos. Casi a diario se puede leer en los periódicos acerca de los entrenamientos de los palestinos armados con hondas y piedras contra tanques armas de alto poder; así como de los continuos suicidios para hacer estallar bombas en poblaciones israelitas. La percepción mundial del conflicto árabe-israelí indica que ya fue suficiente.
Sin embargo, las conversaciones de paz se han prolongado demasiado y no han mostrado resultados. La gente sigue sufriendo más allá de lo soportable y no se han tomado las estrategias ni los acuerdos razonables, en beneficio de ambas partes, para lograr una paz basada en la justicia social y en la creación de un Estado nacional palestino. Es necesario que se respete a cada quien su propia visión de lo que son y de lo) que quieren ser, para así lograr una coexistencia sin la voluntad de dominio, de la eliminación o del rechazo. La igualdad entre Israel y Palestina debe tener un objetivo humano.
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